Grasa corporal
Por Cynthia Ambrozic | 15 de mayo 2017
Con el post anterior, a través de nuestro IMC (índice de masa corporal), podemos saber si estamos con un peso normal y saludable, si estamos por debajo de éste o si nos encontramos en sobrepeso u obesidad.
Con el post anterior, a través de nuestro IMC (índice de masa corporal), podemos saber si estamos con un peso normal y saludable, si estamos por debajo de éste o si nos encontramos en sobrepeso u obesidad.
Ahora, en cuanto a nuestra masa grasa, ésta se compone por tejido adiposo y también procede de fuentes como nuestro cerebro y esqueleto. Es indispensable y saludable que parte de nuestra composición corporal sea grasa. Esta suele expresarse en forma de porcentaje de nuestro peso total. Por ejemplo si yo peso 68 kg. y mi porcentaje de grasa es 25% quiere decir que 17 kg. son grasa.
En nuestro cuerpo tenemos dos tipos de grasa:
- La grasa esencial necesaria para que nuestro organismo funcione normalmente. En los hombres aproximadamente 3% del peso es grasa corporal de tipo esencial y en las mujeres este porcentaje es más alto, 12% ya que incluye la grasa contenida en mamas, pelvis y muslos la cual sirve de respaldo en el proceso reproductor.
- La grasa almacenada es la de reserva en el tejido adiposo. Se acumula en la piel, órganos y sirve como protección frente a un golpe o una caída; en su gran mayoría podemos prescindir de este tipo de grasa.
En un estado óptimo de salud, nuestra grasa total (esencial y almacenada) debe ser entre 10 - 25% en hombres y entre 18 - 30% en mujeres. Los deportistas profesionales y de elite se encuentran por debajo de estos rangos para un rendimiento y performance óptimo, de 12 - 18% en hombres y 15 - 25% en mujeres.
El tejido adiposo es el que se encuentra principalmente debajo de la piel, almacena energía, actúa como cojín protector de órganos internos como mencioné y aísla el cuerpo para conservar el calor.
La mayor parte de la grasa que tenemos almacenada procede de nuestra dieta, de lo que comemos diariamente a lo largo de nuestra vida. La composición de la grasa de nuestro tejido adiposo refleja la grasa que comemos en nuestros alimentos. El exceso de carbohidratos (panes, harinas, arroz, pastas, tubérculos, etc.) y proteínas (carne de pollo, cerdo, pescado, res, huevos, etc.) que consumimos también se convierten en grasa.
Eso quiere decir que si queremos disminuir nuestro porcentaje de grasa con solo restringir las grasas que comemos no va a ser suficiente, tenemos además que cuidar y estar atentos a la cantidad de carbohidratos y proteínas que consumimos. Al reducir así las tres principales fuentes de alimento reducimos las calorías totales, lo que nos permitirá reducir nuestro porcentaje de grasa corporal.
*Fuente: Krause's Food and the Nutrition Care Process,
decimotercera edición en español. Editorial Elsevier España S. L. España 2013
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